lunes, 2 de julio de 2012

LA DEMAGOGIA DE LOS CUMBRES AMBIENTALES: A PROPOSITO DE LA CUMBRE DE RIO+20

Por Luis Ángel Delgado Flores.

El tema medio ambiental y los problemas que encierra, pareciera estar presente siempre en la parte más importante de la agenda mundial en estos momentos y sobre todo cuando escuchamos que se vienen realizando una serie de cumbres a nivel mundial con la participación de gran cantidad de países, como la “Cumbre de la Tierra” o la “Cumbre del Cambio Climático”, lo que nos haría suponer con optimismo que los gobiernos del mundo están tomando conciencia de las graves afectaciones que está sufriendo el planeta y la humanidad debido precisamente al accionar irracional y devastador sobre todo de las grandes corporaciones multinacionales.
Cuando damos una mirada a la celebración de estos grandes eventos gubernamentales así como de los acuerdos y medidas adoptadas en ellos, descubrimos que no se han obtenido los frutos esperados. Ello debido a que la realización de estas cumbres no se viene realizando desde hace dos, tres o cuatro años, sino que datan desde hace CUARENTA AÑOS, con la realización de la cumbre de ESTOCOLMO (SUECIA) exactamente en junio de 1972. Desde hace esa época hasta la fecha, entre lo poco que se ha avanzado es reconocer que tenemos un gran problema en el contexto medioambiental debido fundamentalmente al sobreconsumo, una demasía en la producción y un acelerado extractivismo que en buena cuenta son las principales causas de generación de las sustancias químicas generadoras de la terrible crisis ambiental que la tierra y los seres humanos venimos sufriendo; constituyendo el diagnóstico realizado en tales Cumbres mundiales. El mismo que dicho sea de paso también se ha establecido desde hace varios años, motivando la promoción por parte de los gobiernos participantes de la suscripción de Tratados Internacionales como el “Protocolo de Kioto” firmado el 11 de diciembre de 1997, que constituye un acuerdo internacional entre los países suscriptores para impulsar una reducción en la emisión de los gases contaminantes que provocan el “calentamiento del planeta” por ejemplo, que es uno de los mayores problemas ambientales que nos aquejan. Indicando que la mencionada normativa internacional entró en vigor recién a partir del 16 de febrero del 2005, siendo ratificado por 187 estados.

Es muy necesario resaltar que en la lista negra de países que NO han ratificado el Protocolo de Kioto se encuentra el principal país contaminador del mundo como es Estados Unidos, que se excuso de no someterse al tratado internacional por considerarlo su ex Presidente George W Bush como ineficiente e injusto debido –según él- a que existía restricciones en su aplicación en los países emergentes con mayor índice de contaminación, viéndose perjudicada la economía norteamericana. Asimismo otro hecho relevante lo ha protagonizado Canadá –también uno de las países más industrializado del planeta y que entre sus principales empresas se encuentran grandes corporaciones multinacionales que se dedican a la megaminería-, que ABANDONÓ el Protocolo el pasado 11 de diciembre del 2011, para NO PAGAR LAS MULTAS que se le había impuesto por incumplir su compromiso de reducir las emisiones de gases contaminantes.
Sucesos como los mencionados anteriormente, nos permiten comprender porque en tantos años el panorama ambiental en vez de mejorar ha ido empeorando aún más, lo que se ha visto traducido en un aumento de la temperatura planetaria y en la existencia de mayores fenómenos y desastres naturales –cada vez más intensos e impredecibles-, justamente por no existir un real y verdadero compromiso por parte de los Gobiernos de los países de darle prioridad y preferencia a la problemática ambiental precisamente por el estado de emergencia en el que nos encontramos, no comprendiendo o siendo simplemente indiferentes a las graves consecuencias climatológicas que nos aguardan en poco tiempo si es que no damos un giro radical en los sistemas de producción en la forma y modo que se realizan las actividades económicas, por lo que resulta imperativo dejar de lado el nefasto paradigma del “crecimiento económico” asumido como dogma de fe por parte de los estados y del cual no quieren desprenderse, no solo los países ricos –como los del G-8- sino también los países con economías emergentes –China, India o Brasil- o los del tercer mundo –como el Perú-, en donde se desea obtener el falaz “progreso” que supuestamente otorga el capitalismo -a pesar de que éste se encuentra herido de muerte en sus principales bastiones- y a costa de devorar el planeta y destruir la vida que hay en él.      
    
Lo descrito nos muestra una vez más que nuestros grandes problemas no van ser solucionados por nuestros gobernantes, debido a que ellos también forman parte del problema, por eso soy realista y comprendo que estas patéticas y ridículas actividades realizadas en las mencionadas Cumbres van a seguir por el mismo derrotero de la producción simbólica y decorativa de Tratados y recomendaciones ineficaces que son mostrados para la foto por los políticos, como expresión de la más grosera demagogia que caracteriza a toda la clase política mundial; lo acaecido en la reciente Cumbre de Rio+20, no hace sino corroborar nuestras afirmaciones. Pero por otro lado soy optimista, en que los grandes cambios los podemos hacer los ciudadanos de pie comunes y corrientes, los cuales ya se está dando en el planeta con un despertar de la “CONSCIENCIA”, que se viene traduciendo en la adopción de una posición individual responsable y de respeto al ambiente, a la naturaleza y a todas las formas de vida que en ella se encuentra, tomando decisiones con “consciencia” relacionado al consumismo -debido a que las grandes actividades contaminantes como la gran minería están dirigidas a la fabricación de productos que nosotros apasionadamente consumismos con exceso principalmente en el ámbito de la tecnología- y que es necesario fomentar y difundir por medio de la “CONSCIENCIA COLECTIVA” que es despertada por medio del arduo trabajo que están realizando los diferentes grupos e instituciones de la sociedad civil que vienen trabajando en diferentes países del mundo, con la firme convicción de que un mundo diferente y mejor es posible. Y en esa tarea titánica nuestra madre tierra va tener un rol protagónico debido a que producto del mal comportamiento de sus hijos y el sufrimiento que le vienen causando, no tiene más opción que ordenar la casa, conforme está ocurriendo por medio de los diversos acontecimientos ambientales que están sucediendo –terremotos, huracanes, inundaciones, etc- y que dará lugar necesariamente a una reordenación de nuestro hogar mayor, en donde solo podrán habitarla quienes hayan observado las reglas de la casa, principalmente la regla de respetar a nuestra madre como buenos hijos y quienes no lo están haciendo, lamentablemente tendrán que abandonar nuestra casa terrestre. Así de simples, justas y exactas son las leyes de la naturaleza y las que rigen el universo, esas si se cumplen y no están sujetas a ratificaciones o a ser abandonadas como los Tratados internacionales.

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