Por Luis Ángel Delgado
Flores.
El ámbito de la construcción ha sido uno de
los principales puntos referentes del supuesto “crecimiento económico” que ha
venido experimentando el Perú desde hace algunos años, convirtiéndose en uno de
los sectores económicos más dinámicos y que mayor crecimiento ha experimentado
con la ejecución de grandes obras impulsadas tanto por el Estado a nivel de
todos los ámbitos (Gobierno Central, Regional y Local), como también desde el
sector privado, en donde se ha procedido a fomentar y realizar una gran
cantidad de proyectos inmobiliarios que han tenido una considerable acogida,
debido a la gran demanda de vivienda que existe actualmente en nuestro país. Este
galopante y prospero negocio de la construcción (cuyo mejor pergamino, es ser
considerado el sector que más puestos de trabajo viene generando); sin embargo
desde hace algún tiempo ha comenzado a desnudarse la faz oscura que encierra,
cuya problemática deseamos sintetizar en las presente líneas.
En primer lugar, debemos indicar que un aspecto cuestionable del ámbito de la construcción, se relaciona que con las
efectos perniciosos para las economías, teniendo en cuenta que éste denominado
“boom inmobiliario” fue una de las principales causas de la crisis económica
internacional que se inició en Estados Unidos y que se expandió por gran parte
del planeta. En el caso de nuestro país, observamos que la presencia de
inversiones sobre todo extranjeras han inyectado mayor cantidad de capital en nuestro
país y teniendo en cuenta la expansión de las empresas que necesitan adquirir
más espacio (sea urbano o rural), sumado al crecimiento de la población, ha
conllevado a que el precio de los inmuebles comience a subir de manera
vertiginosa en los últimos años debido a la demanda existente, hasta niveles
sin precedentes incluso llegando a la especulación extrema, lo que ha motivado
a que los proyectos inmobiliarios proliferen tremendamente y que las unidades
inmobiliarias sean ofrecidas en su mayoría por medio de créditos hipotecarios a
muy altas tasas de interés que son concedidas por bancos y entidades
financieras. De modo tal, que en cualquier momento la oferta va superar a la
demanda y la venta puede ir deteniéndose progresivamente, paralizando la circulación monetaria,
perdiendo liquidez los bancos y entidades financieras, a lo que debemos agregar la casi inminente
recesión global que viene dando en las principales economías del mundo y que
amenaza llegar a nuestro país, lo que va a influir negativamente, afectando la
capacidad adquisitiva de los clientes hipotecarios quienes se verían afectados
para pagar sus créditos quienes al incurrir en morosidad, terminarían por
agravar aún más la situación ante una eventual crisis económica que sería inminente también en nuestro país.
Por otra parte, tenemos que el móvil dinerario
ha impulsado justamente esta producción en masa de grandes edificios y unidades
inmobiliarias que se vienen construyendo de manera acelerada y vertiginosa y en
muchos casos sin respetar las normativas procedimentales, en donde se
encuentran establecidos los aspectos técnicos. Así tenemos por ejemplo construcciones
realizados sin las condiciones de seguridad para los trabajadores, habiéndose producido
hasta la fecha varios accidentes en grandes construcciones en donde han
fallecido varios obreros y otros tantos han resultado gravemente heridos.
Además de ello tenemos que se viene realizando también construcciones en zonas prohibidas o sin las condiciones de
solidez en sus estructuras, que se convierten en potenciales objetos de riesgos
con consecuencias gravísimas ante movimientos telúricos, sobre todo en zonas
sísmicas como Lima; lo cual constituye una alarma que debe ser tomado en cuenta
por la autoridades ediles y también por los señores Magistrados del Poder
Judicial, quienes en más de una ocasión permiten la continuación de obras
claramente inviables e ilegales, por medio de la emisió de controvertidas
decisiones jurisdiccionales.
Por último uno de los principales aspectos
que debemos mencionar es el relacionado con la seguridad ciudadana, debido a
la terrible ola de violencia que ha desatado en varias ciudades del país,
en donde viene prosperando el rubro constructor y que está relacionado con la
presencia de los principales actores en este tema como son los llamados gremios
sindicales de Construcción Civil, los mismos que están proliferando y cuyo
control ha sido tomado por diversas bandas del criminen organizado quienes se
vienen disputando a sangre y fuego el control de las grandes obras que se
vienen ejecutando en varias ciudades sobre todo de la costa norte peruana,
debido a la gran cantidad de dinero que cobran como “cupos” a las empresas
constructoras, quienes trasladan el costo al usuario final, que trae como
consecuencia un mayor incremento del costo de los inmuebles. Debiendo resaltar
la presencia de dos graves sucesos, por un lado la realización de actos de
extorsión por parte de los delincuentes encubiertos bajo el rótulo de
dirigentes sindicales y por otra parte las matanzas que se vienen perpetuando
por parte de los diversos grupos existentes en el sector construcción civil;
siendo que con su accionar se vienen manchando de sangre las calles de diversas
ciudades, principalmente de Lima y del norte del país -entre ellas Chiclayo-, agravando aún más el
nivel de inseguridad ciudadana que venimos padeciendo actualmente.
El sector construcción al igual que muchos
sectores productivos que existen en nuestra economía nacional más que
convertirse en fuente generadora de desarrollo, progreso y bienestar, se ha convertido en nuevo y gran problema para la
sociedad, ocasionando una gran cantidad de conflictos sociales, además de afectar
el medio ambiente. Es por ello que consideramos necesario reflexionar que tan
bondadosos son estos tipos de negocios, teniendo en cuenta que si beneficia
a la mayoría o una simple élite. Que a nuestro modesto entender, viene a ser lo segundo, por lo que constituye una gran necesidad bajarle la velocidad al
desenfrenado rubro constructor, debido a que permite controlar la temperatura
de la economía, disminuir la especulación que crea inflación y el aumento en el
costo de vida, además que es necesario que las ciudades tengan una imagen más amigable con los ciudadanos y
el medio ambiente, pero además de contrubuir a la disminución de este terrible problema
de la criminalidad asociados a la construcción que actualmente azotan a nuestra
calles.