Quiero comenzar haciendo un pequeño análisis de algunas cifras que
maneja la OMS , esto obviamente hablando de aproximados porque es casi imposible
que un organismo, cualquiera que sea, determine con certeza todo lo que sucede
en cuanto al ámbito de salud en cada lugar y a cada instante. Hay muchísimas
personas más… muchas más como usted o yo que apenas nos hemos enterado de que
estamos padeciendo alguna enfermedad, a veces sin percatarnos.
De los 7 mil millones de habitantes en el mundo (cifra aproximada a
finales del 2011):
·
Hay cerca de 1000 millones de mal nutridos,
en su mayoría habitantes de países pobres.
·
300
millones de adultos padecen de obesidad
·
750
millones personas padecen de sobrepeso.
·
Un tercio
de la población mundial enferma
por alimentos contaminados y cerca de dos millones mueren cada año por
enfermedades relacionadas por ingestión de micro-organismos presentes en la
comida
·
Cerca de 400
millones de personas sufren de enfermedades
respiratorias crónicas.
·
17.5
millones de personas mueren por causa del cigarrillo
·
En 2008, 36 millones de personas murieron de
una enfermedad crónica, de las cuales la mitad era de sexo femenino y el 29%
era de menos de 60 años de edad. A
diferencia de las muertes por enfermedades infecciosas –que disminuirían en un
3% hacia 2015- la mortalidad asociada a enfermedades crónicas, llegada esa
fecha, aumentaría en un 17%.
·
Según un informe sobre la salud en el mundo
del 2004, en el 2002 murieron 57 millones de personas en todo el mundo. De
ellas, las enfermedades y causas de muerte más frecuentes son: cardiopatía
isquémica, afecciones cerebrovascular, infecciones de las vías respiratorias
inferiores, enfermedad pulmonar obstructiva crónica, afecciones perinatales,
enfermedades diarreicas. Cabe señalar que el VIH/Sida ocupa el cuarto lugar con
2.8 millones de fallecidos, así como la tuberculosis con 1.6 millones de
muertes en un año.
Y si bien todas estas cifras pueden sonar pequeñas en relación al
enorme número de habitantes en el planeta no podemos olvidar la alta tasa de
mortalidad por accidentes, negligencias, violencia social, hambre, etc. Solo por dar un ejemplo , cerca de 1,3 millones de personas mueren cada año en accidentes de
tráfico en todo el mundo.Podríamos
decir, en tono de sorna, como diría uno de aquellos programas que pululan en
nuestros medios que: “la muerte está en todas partes “. Sin embargo, pensémoslo
un poco más, existen enfermedades
relativamente nuevas, muy antiguas (algunas sin cura hasta la actualidad),
psicosomáticas, infecciosas, auto degenerativas, hereditarias, etc. , etc, como
para regalar (y no, no siempre nos vienen las enfermedades de a gratis ,
algunos hasta pagan por ello) y uno podría preguntarse , lo primero que se me viene
a la cabeza es ¿porqué existen tantas enfermedades?
A partir de esta podríamos plantear una infinidad de preguntas
complementarias, que nos ayudarían a contestar esta primera, como: por qué hay
una ola de cáncer, obesidad, diabetes, sida o de pandemias progresivas y violentas, por
qué con tanta tecnología existente aun persisten enfermedades tan antiguas como
la peste o la lepra, por qué las
medicinas difieren tanto de precio entre un genérico y uno de laboratorio de
marca, por qué si las enfermedades son psicosomáticas tratamos el cuerpo pero no
nuestro pensamiento, por qué se ha descuidado tanto el aspecto de la salud
mental (por lo menos en nuestro país), por qué aún se usan fármacos que solo acallan los síntomas, por qué tenemos una
medicina orientada a crear una guerra en nuestro organismo que mata nuestras
propias defensas y muy pocos
medicamentos que repotencien nuestro sistema de defensa , por qué
investigaciones que llevaron a la cura del cáncer en pacientes terminales no se
ha difundido , porqué René Quinton quedó en el olvido, por qué hay mercurio en
las vacunas, porqué se confía tanto es este tipo de medicina alopática y se
desprecia ( muchas veces) las terapias
alternativas; por qué , por qué , por qué ….. y podríamos quedarnos horas preguntando, pero el artículo se haría
demasiado extenso para contestar solo estas pocas. Además existe información de
sobra disponible en medios como este. Lo realmente importante es entender la
dimensión de la enfermedad y lo valioso de la salud porque es un aspecto inherente, ¡vital!
para nosotros.
Por otro lado, con respecto a la mortalidad causada por
accidentes, negligencias, conflictos armados, violencia y criminalidad es necesario
plantearse si nuestra naturaleza es inherentemente conflictiva,
animal y si es inevitable que no seamos seres humanos íntegros, bondadosos o capaces de convivir con nuestro entorno en paz.
Personalmente no lo creo, si así fuera no tendríamos paradigmas de seres humanos
grandiosos, valientes y maravillosos como Jesús, Gandhi, Buda y otros tantos que
han calado en nuestras vidas o en nuestra
historia y nos hacen mantener la esperanza en una humanidad nueva, honesta,
sana, ecuánime, lógica, bondadosa, capaz de supervivir en el planeta sin
arrasarlo, una humanidad armoniosa, amorosa, dadivosa, consciente, muy viva y muy
humana con la humildad y la comprensión
de sus errores y con la grandeza de asumirlos y de aprender de ellos con calma
y tolerancia.
Solo queda decir, para finalizar, que muchas de las enfermedades y causas de la
mortalidad que nos aquejan son evitables y reversibles e incluso son avisos de ultima ratio indispensables para cambiar nuestra vida.
Personas, movimientos e
incluso la ciencia ya apuestan por la
medicina alternativa, por una educación holística, por una restructuración del pensamiento más cercano a la espiritualidad y
el amor y por una vida que nos lleve a
vivir en equilibrio con el universo; porque la enfermedad no es un reflejo de un cuerpo enfermo, así
como el estado alarmante de nuestro planeta no es un reflejo del planeta en sí,
sino que es un reflejo de nuestros pensamientos, de nuestro hablar, de nuestro
accionar y de nuestra falta de acción.
Es hora de aceptar, de una vez por todas, que no vivimos aislados,
que funcionamos todos como un perfecto engranaje interconectado con todos los
demás seres de este planeta y que la
muerte por causa distinta a un ciclo de vida terminado y vivido a plenitud es un evento dramático y doloroso por no ser natural.
La vida no puede solo resumirse a nacer, crecer, reproducirse y
morir sin saber cual fue la razón primigenia que dio origen a este ciclo que, aunque interesante y pleno, no es más que una herramienta para
descubrirnos y encontrarnos en esta experiencia humana.
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