lunes, 27 de febrero de 2012

LA MINERIA SIGUE ABRIENDO LAS VENAS DEL PERÚ

 Por Luis Ángel Delgado Flores.
Han pasado más de 500 años de años de que los ibéricos, invadieron a nuestra América Latina, han pasado tanto tiempo más de cinco siglos y más allá de la división política y de los adelantos tecnológicos, que pudiera darnos una apariencia de modernidad y que nos haría pensar que ese tiempo de invasión y saqueo hubiese quedado atrás; lo cierto es que es una mirada un poca más detallada y con meridiana profundidad nos permite apreciar que en lo sustancial, muy poco o nada ha cambiado verdaderamente desde que comenzamos a funcionar como colonias de España o Portugal, puesto que en buena medida el eje principal del sistema de producción en nuestros pueblos, viene siendo principalmente de carácter extractivo, y recaen sobre nuestros recursos naturales, al servicio ya no solo de las metrópolis europeas, sino que también van a Norteamérica y a Asia, siempre teniendo a los foráneos en mejores condiciones y dejando en la miseria y en la pobreza a nuestros países con la complicidad criminal de nuestros gobernantes. En el Perú, la situación se presenta sumamente dramática, porque nuestro país se ha ganado el poco afortunado cliché de “país minero”, alentado por los gobiernos entreguistas que hemos tenido, sobre todo en las dos últimas décadas, que bajo el pretexto de la necesidad de inversión y de atraer capitales extranjeros en condiciones competitivas han abierto las puertas con un exiguo control para la formulación de muchos proyectos mineros, de los cuales varios de ellos se han comenzado a ejecutar. En ese sentido se tiene que desde Amazonas hasta Puno, de Lima hasta Madre de Dios, existe un total de 21 282 977.87 hectáreas concesionadas y, aunque no todas lleguen a convertirse en proyectos concretos de explotación, ya empiezan a interponerse en el desarrollo de actividades tan importantes como la agricultura, siendo que para el periodo de 2011-2016, un total 41 proyectos son los que reporta PROINVERSIÓN. Sin duda que éstos datos son escalofriantes, debido a que la minería cualquiera que sea su modalidad (formal e informal), es portadora de una serie de problemas que van desde la contaminación de aguas, tierras y aire, como la devastación de flora y fauna, pasando la afectación de la salud y la vida de las poblaciones que se encuentran en las zonas de influencia de los proyectos mineros, sumado a la violación de sus derechos de propiedad libre tránsito, hasta llegar a problemas sociales como migración masiva del ámbito rural al urbano, incremento de la delincuencia, prostitución y otros flagelos que azotan a las ciudades mineras como Cajamarca, pero también aumento del costo de vida que incrementa la desigualdad y la pobreza de zonas, que de por sí son pobres y que con la minería se han van a volver más, sin tierras ni agua serán condenados a la extinción, la historia lo ha demostrado los casos de la ciudad de Potosí y sus minas de Planta en Bolivia y las de Castrovirreyna en Huancavelica (la región más pobre de nuestro país) son solo una muestra de lo nefasto de la minería.
Está comenzando a nacer y consolidarse en nuestro país y en Latinoamérica una conciencia ambiental muy importante por parte de los pueblos de los andes y de la Amazonía principalmente, la posición digna y patriótica  que ha asumido Cajamarca ante el Proyecto Conga es muy positiva y que es una grito de protesta ante el abuso, atropello y dictadura de las corporaciones empresariales como Yanacocha, que sin duda están siendo bombardeadas por la prensa mercenaria a los intereses económicos y secundados por un gobierno secuestrado  por el gran capital que se muestra temeroso ante el despertar del pueblo peruano y que se extiende en todo Latinoamérica que se está poniendo de pie para decirlo NO LA MINERÍA. Es de vital importancia, que los peruanos y en general los Latinoamericanos, asumamos una posición sólida ante la actividad minera, y tener en claro que ésta es sinónimo de muerte y que va en contra de la preservación y continuidad de la vida y no dejarnos convencer de que se trata de la panacea para la pobreza y todos nuestros problemas sociales, lo cual es una absoluta mentira, en 500 años la situación sigue igual e incluso peor, la historia da testimonio claro de ello, y actualmente después de varios siglos se desangrando a nuestro país y a todo el continente, para beneficiar a la codicia de quienes gobiernas a los mismos países colonizadores de siempre, ayudados por sus peones que fungen de gobernantes en nuestros países, que quieren aplacar a sangre y fuego la legítima y válida protesta social.            

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