domingo, 3 de junio de 2012

Medios de Comunicación y Contaminación Mental

Por Luis Ángel Delgado Flores.

Cuando hablamos de “contaminación” nuestra mente asocia de manera inmediata el término con aquellas conductas que se relacionan con actos de vertimiento de residuos o sustancias que son perniciosas al ambiente ya sea terrestre, aéreo o marino que daña recursos naturales o el ornato de una ciudad; sin embargo es necesario resaltar por un lado que el ambiente presenta una dimensión mucha más amplia que la indicada y que la contaminación también presenta una gama de conductas muy diversificadas que tampoco se limita a lo referido anteriormente, sino que además presenta diversidad de modalidades. Estas afirmaciones se sustentan en un meridiano diagnóstico que podemos hacer de nuestro medio social, en donde podemos ver efectivamente que la contaminación es uno de los más grandes problemas que afecta a nuestra sociedad actualmente, que si bien es cierto tiene una presencia más patente en el ámbito ecológico -debido a que nuestro planeta es violentado cada vez con más agresividad y que lo ha conllevado a una situación de enfermedad-; pero además es necesario resaltar que la contaminación también se está produciendo con gran agresividad en otro ámbito, como es el social, que desde una perspectiva amplia de ambiente –entendida como aquel medio en donde convergen relaciones naturales sino también sociales y en donde ambas interactúan- aquel se encuentra subsumido en éste.
Es precisamente en la gran parcela del ambiente social en donde se viene produciendo desde hace muchos años, una gran actividad contaminante que tiene como blanco de su ataque al “ser humano”, quien no solo viene siendo víctima de una contaminación en el aspecto físico, sino sobre todo en el aspecto mental y del espíritu, que está generando consecuencias catastróficas en la humanidad, sumergiéndonos en miedos, dolor, enfermedad y muerte. Precisamente esta forma de contaminación viene siendo desplegada principalmente por la gigantesca maquinaria de los medios de comunicación, la “gran prensa”, ese denominado “cuarto poder del Estado” al que estamos expuestos en casi todos lugares en donde nos encontramos, casi las 24 horas del día, los 365 días del año y durante todo nuestro periodo de vida. Al respecto, cabe anotar que es muy frecuente que se hable de los medios de comunicación, del rol que se desempeñan, su influencia, como también de su contenido y que ha motivado que se levante más de una voz respetable para expresar su protesta por esta problemática; sin embargo ésta en gran medida ha pasado desapercibida y que modestamente planteamos en esta cortas líneas.

Ahora, si bien por el limitado alcance de la presente no permite realizar una detallada y más extensa descripción del fenómeno social que estamos abordando y de la fundamentación que sustenta nuestra posición; no obstante podemos dar unas líneas argumentativas que sustente nuestro planteamiento. En ese sentido debemos indicar que los medios de comunicación, han experimentado una gran y veloz metamorfosis, pues de haberse iniciado como una actividad concebida para llevar a cabo la importante tarea de informar a un colectivo ciudadano respecto de aquellos sucesos que es de interés público, asentado en los principios de veracidad, objetividad e imparcialidad, estando la prensa en sus albores en manos de quienes ejercían la noble actividad del periodismo; sin embargo debido al avance del capitalismo y de la consolidación de su principal expresión como es la globalización, en pocos años ha generado grandes cambios en este ámbito. Así tenemos precisamente que el paradigma económico de la diversificación de actividades y de inversión que han seguido férreamente los grupos de poder económico, ha conllevado a que expandan sus millones al ámbito de las comunicaciones, en donde se divisó un terreno fértil para poder seguir haciendo buenos negocios por medio de la publicidad, pero al mismo tiempo afianzar y acrecentar sus cuotas de poder en la sociedad debido a la gran influencia e injerencia en el escenario social que ha venido desarrollando la prensa por su gran influencia en la ciudadanía y que permite a sus dueños poder tener una posición estratégica que los hace importantes para los gobernantes, con quienes han celebrado pactos y alianzas en más de una oportunidad conforme lo demuestra la historia más reciente no solo de nuestro país –como el caso de los escandalosos “vladivideos”- sino en diferentes partes del planeta, ello con la finalidad de conseguir un trato amable de la prensa, evitar su labor de fiscalización -para poder ocultar actos ilícitos relacionados con la administración del Estado- e incluso para consolidar proyectos políticos antidemocráticos a cambio de jugosas sumas de dinero a favor de los dueños de los medios de comunicación por concepto de publicidad para el Gobierno de turno, a quien deben apoyar con la puesta a su disposición de su línea editorial, apoyando de paso con la adecuación de la programación a los intereses de ambos, en el sentido de aletargar, intimidar, engañar y dividir a la población para que no pueda divisar con claridad su realidad, no despierte y no exija el respeto de sus derechos, pero además por medio del famoso marketing publicitario generan pasiones y la necesidad cada vez más insaciable de bienes y servicios que desatan el más voraz consumismo, sumados todos ellos, se han convertido en el “caldo de cultivo” para la generación de muchos de los problemas sociales que nos aquejan hoy en día (homosexualidad, prostitución, delincuencia, suicidios, crisis familiar, alcoholismo, drogadicción, y un largo etc.).                  

Es por ello que cuando decimos que existe una “contaminación mental”, hacemos referencia precisamente a esa forma contaminación social que venimos siendo objeto constantemente por parte de los medios de comunicación quienes a diario nos llenan de “basura audiovisual” con la cual nos bombardean sistemáticamente (noticieros con contenido policiaco, telenovelas, reality´s, farándula, series, programas cómicos, películas violentas, dibujos animados, etc), nos invaden en nuestras esferas más intimas (como nuestro hogar) que son absorbidos por nuestros sentidos transmitidos a nuestra mente, alterando nuestro pensamiento por medio de la negativa información que se graba en todo nuestro cuerpo, influenciando en nuestros actos que nos generan no solo estados de enfermedad física sino sobre todo mental, puesto que una de las características de la humanidad actual es que tiene enferma la mente y mucha gente no se percata de ello y es precisamente allí están en gran medida la raíz de nuestras desgracias.
Es indudable que la situación actual en relación al poder que ejercen los medios de comunicación es bastante compleja y adversa para quienes queremos un cambio positivo; no obstante es necesario empezar un proceso que puede ser lento y que puede tomar mucho tiempo, pero es preferible a no decir y no hacer nada, porque eso nos convertiría en cómplices de la “violación al cuerpo mental del ser humano” que vienen cometiendo impunemente los que controlan el sistema. Es por ello que resulta fundamental e imprescindible que empecemos por analizar nuestra realidad, ver y escuchar más allá de que lo quiere la “gran prensa” que veamos o escuchemos y eso parte por la búsqueda de información en medios de comunicación alternativos que si bien es cierto en los medios convencionales son muy pocos pero los hay (como algunos semanarios y revistas de circulación nacional) y sobre todo en el internet, que se ha constituido en una gran herramienta para quienes desean contribuir con su granito de mostaza creando espacios independientes en donde se comparte información e ideas con sus congéneres, entablando loables redes de solidaridad informativa y en donde precisamente en esa actividad investigativa descubramos que actualmente los peruanos y toda la humanidad se nos está afectando nuestro derecho constitucional a la libertad información –que en el caso de Perú se encuentra previsto en el artículo 2 inciso 4 de la Constitución Política del Estado- porque no se nos está permitiendo la posibilidad de ejercitar nuestra opción de elegir que ver, escuchar o leer dentro un contexto variado y diversificado de opciones y por otro lado también se nos está afectando nuestra integridad psíquica y nuestro desarrollo y bienestar –que en nuestro país se encuentra reconocido en el artículo 2 inciso 1 de la Norma Fundamental del Estado – con la agresión mental que venimos sufriendo, por parte de un oligopolio empresarial que controla la mayoría de medios de comunicación en sus diversas variantes –radio, televisión y diarios-; siendo lo más grave y lamentable que existe el control en pocas manos de un bien público que le pertenece a todos los peruanos como es el espectro electromagnético que es usado para la trasmisión de las señales de radio y televisión y sobre el cual mucha gente desconoce y se cree que los dueños son las empresas de telecomunicaciones y por ende les asiste el derecho de escribir, hablar o poner programas que digan cualquier cosa en mérito a una mal empleada “libertad de expresión” que los dueños de los medios y sus empleados invocan como caballito de batalla para justificar sus atropellos contra quienes consideren una amenaza –incluso potencial- para sus intereses.

De modo tal que es necesario comprender que una democratización en los medios de comunicación en gran medida, pasa por el cambio en las reglas de juego en la normatividad sobre la regulación de las concesiones para el funcionamiento de canales de televisión de señal de canal abierta y de radio, las mismas que ahora en la práctica no sean a perpetuidad y que se proceda a la limitación en la concentración de gran cantidad señales por un solo grupo empresarial, siendo necesario también una fuerte fiscalización en el contenido de sus programas y que exista funcionarios y gobernantes que hagan respetar una normatividad mejorada, que será posible en la medida que aquellos que desempeñen esas funciones sean hombres o mujeres con  consciencia” que es lo que tanto le hace falta activar y utilizar a la humanidad. Es por ello que en el momento llegado, en donde aparezcan seres de consciencia que tomen los destinos de la matria peruana, la ciudadanía conozca y sepa acerca de esta “dictadura mediática” que venimos sufriendo por parte de los medios de comunicación, para que cuando se proceda a gestar el cambio, no seamos sorprendidos y engañados por estos maquiavélicos grupos de poder que se desgarran las vestiduras defendiendo a una seudo libertad de expresión, como también de empresa, con la cual siempre intentan sofocar y sabotear cualquier intento de reforma que es sumamente necesario realizar no solo en nuestro país, sino el mundo entero, que solo será posible con información, consciencia y unión entre la humanidad terrestre.

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