Por Luis Ángel Delgado Flores.
Cuando hablamos de “contaminación”
nuestra mente asocia de manera inmediata el término con aquellas conductas que
se relacionan con actos de vertimiento de residuos o sustancias que son
perniciosas al ambiente ya sea terrestre, aéreo o marino que daña recursos
naturales o el ornato de una ciudad; sin embargo es necesario resaltar por un
lado que el ambiente presenta una dimensión mucha más amplia que la indicada y
que la contaminación también presenta una gama de conductas muy diversificadas
que tampoco se limita a lo referido anteriormente, sino que además presenta diversidad
de modalidades. Estas afirmaciones se sustentan en un meridiano diagnóstico que
podemos hacer de nuestro medio social, en donde podemos ver efectivamente que la
contaminación es uno de los más grandes problemas que afecta a nuestra sociedad
actualmente, que si bien es cierto tiene una presencia más patente en el ámbito
ecológico -debido a que nuestro planeta es violentado cada vez con más
agresividad y que lo ha conllevado a una situación de enfermedad-; pero además
es necesario resaltar que la contaminación también se está produciendo con gran
agresividad en otro ámbito, como es el social, que desde una perspectiva amplia
de ambiente –entendida como aquel medio en donde convergen relaciones naturales
sino también sociales y en donde ambas interactúan- aquel se encuentra subsumido
en éste.
Es precisamente en la gran parcela del
ambiente social en donde se viene produciendo desde hace muchos años, una gran
actividad contaminante que tiene como blanco de su ataque al “ser humano”, quien
no solo viene siendo víctima de una contaminación en el aspecto físico, sino sobre
todo en el aspecto mental y del espíritu, que está generando consecuencias
catastróficas en la humanidad, sumergiéndonos en miedos, dolor, enfermedad y
muerte. Precisamente esta forma de contaminación viene siendo desplegada principalmente
por la gigantesca maquinaria de los medios de comunicación, la “gran prensa”,
ese denominado “cuarto poder del Estado” al que estamos expuestos en casi todos
lugares en donde nos encontramos, casi las 24 horas del día, los 365 días del
año y durante todo nuestro periodo de vida. Al respecto, cabe anotar que es muy
frecuente que se hable de los medios de comunicación, del rol que se
desempeñan, su influencia, como también de su contenido y que ha motivado que
se levante más de una voz respetable para expresar su protesta por esta
problemática; sin embargo ésta en gran medida ha pasado desapercibida y que modestamente
planteamos en esta cortas líneas.
Ahora, si bien por el limitado alcance
de la presente no permite realizar una detallada y más extensa descripción del
fenómeno social que estamos abordando y de la fundamentación que sustenta
nuestra posición; no obstante podemos dar unas líneas argumentativas que
sustente nuestro planteamiento. En ese sentido debemos indicar que los medios
de comunicación, han experimentado una gran y veloz metamorfosis, pues de haberse
iniciado como una actividad concebida para llevar a cabo la importante tarea de
informar a un colectivo ciudadano respecto de aquellos sucesos que es de
interés público, asentado en los principios de veracidad, objetividad e
imparcialidad, estando la prensa en sus albores en manos de quienes ejercían la
noble actividad del periodismo; sin embargo debido al avance del capitalismo y
de la consolidación de su principal expresión como es la globalización, en
pocos años ha generado grandes cambios en este ámbito. Así tenemos precisamente
que el paradigma económico de la diversificación de actividades y de inversión
que han seguido férreamente los grupos de poder económico, ha conllevado a que
expandan sus millones al ámbito de las comunicaciones, en donde se divisó un
terreno fértil para poder seguir haciendo buenos negocios por medio de la
publicidad, pero al mismo tiempo afianzar y acrecentar sus cuotas de poder en
la sociedad debido a la gran influencia e injerencia en el escenario social que
ha venido desarrollando la prensa por su gran influencia en la ciudadanía y que
permite a sus dueños poder tener una posición estratégica que los hace
importantes para los gobernantes, con quienes han celebrado pactos y alianzas
en más de una oportunidad conforme lo demuestra la historia más reciente no
solo de nuestro país –como el caso de los escandalosos “vladivideos”- sino en
diferentes partes del planeta, ello con la finalidad de conseguir un trato
amable de la prensa, evitar su labor de fiscalización -para poder ocultar actos
ilícitos relacionados con la administración del Estado- e incluso para
consolidar proyectos políticos antidemocráticos a cambio de jugosas sumas de
dinero a favor de los dueños de los medios de comunicación por concepto de
publicidad para el Gobierno de turno, a quien deben apoyar con la puesta a su
disposición de su línea editorial, apoyando de paso con la adecuación de la
programación a los intereses de ambos, en el sentido de aletargar, intimidar,
engañar y dividir a la población para que no pueda divisar con claridad su
realidad, no despierte y no exija el respeto de sus derechos, pero además por
medio del famoso marketing publicitario generan pasiones y la necesidad cada
vez más insaciable de bienes y servicios que desatan el más voraz consumismo,
sumados todos ellos, se han convertido en el “caldo de cultivo” para la
generación de muchos de los problemas sociales que nos aquejan hoy en día
(homosexualidad, prostitución, delincuencia, suicidios, crisis familiar,
alcoholismo, drogadicción, y un largo etc.).
Es por ello que cuando decimos que existe una “contaminación mental”, hacemos
referencia precisamente a esa forma contaminación social que venimos siendo
objeto constantemente por parte de los medios de comunicación quienes a diario
nos llenan de “basura audiovisual” con la cual nos bombardean sistemáticamente
(noticieros con contenido policiaco, telenovelas, reality´s, farándula, series,
programas cómicos, películas violentas, dibujos animados, etc), nos invaden en
nuestras esferas más intimas (como nuestro hogar) que son absorbidos por nuestros
sentidos transmitidos a nuestra mente, alterando nuestro pensamiento por medio
de la negativa información que se graba en todo nuestro cuerpo, influenciando
en nuestros actos que nos generan no solo estados de enfermedad física sino
sobre todo mental, puesto que una de las características de la humanidad actual
es que tiene enferma la mente y mucha gente no se percata de ello y es
precisamente allí están en gran medida la raíz de nuestras desgracias.
Es indudable que la situación actual en relación al
poder que ejercen los medios de comunicación es bastante compleja y adversa
para quienes queremos un cambio positivo; no obstante es necesario empezar un
proceso que puede ser lento y que puede tomar mucho tiempo, pero es preferible
a no decir y no hacer nada, porque eso nos convertiría en cómplices de la “violación al cuerpo mental del ser humano”
que vienen cometiendo impunemente los que controlan el sistema. Es por ello que
resulta fundamental e imprescindible que empecemos por analizar nuestra
realidad, ver y escuchar más allá de que lo quiere la “gran prensa” que veamos
o escuchemos y eso parte por la búsqueda de información en medios de
comunicación alternativos que si bien es cierto en los medios convencionales
son muy pocos pero los hay (como algunos semanarios y revistas de circulación
nacional) y sobre todo en el internet, que se ha constituido en una gran
herramienta para quienes desean contribuir con su granito de mostaza creando
espacios independientes en donde se comparte información e ideas con sus
congéneres, entablando loables redes de solidaridad informativa y en donde
precisamente en esa actividad investigativa descubramos que actualmente los
peruanos y toda la humanidad se nos está afectando nuestro derecho
constitucional a la libertad información –que en el caso de Perú se encuentra previsto
en el artículo 2 inciso 4 de la Constitución Política del Estado- porque no se
nos está permitiendo la posibilidad de ejercitar nuestra opción de elegir que
ver, escuchar o leer dentro un contexto variado y diversificado de opciones y
por otro lado también se nos está afectando nuestra integridad psíquica y
nuestro desarrollo y bienestar –que en nuestro país se encuentra reconocido en
el artículo 2 inciso 1 de la Norma Fundamental del Estado – con la agresión
mental que venimos sufriendo, por parte de un oligopolio empresarial que
controla la mayoría de medios de comunicación en sus diversas variantes –radio,
televisión y diarios-; siendo lo más grave y lamentable que existe el control
en pocas manos de un bien público que le pertenece a todos los peruanos como es
el espectro electromagnético que es usado para la trasmisión de las señales de
radio y televisión y sobre el cual mucha gente desconoce y se cree que los
dueños son las empresas de telecomunicaciones y por ende les asiste el derecho
de escribir, hablar o poner programas que digan cualquier cosa en mérito a una
mal empleada “libertad de expresión” que los dueños de los medios y sus
empleados invocan como caballito de batalla para justificar sus atropellos
contra quienes consideren una amenaza –incluso potencial- para sus intereses.
De
modo tal que es necesario comprender que una democratización en los medios de
comunicación en gran medida, pasa por el cambio en las reglas de juego en la
normatividad sobre la regulación de las concesiones para el funcionamiento de
canales de televisión de señal de canal abierta y de radio, las mismas que
ahora en la práctica no sean a perpetuidad y que se proceda a la limitación en
la concentración de gran cantidad señales por un solo grupo empresarial, siendo
necesario también una fuerte fiscalización en el contenido de sus programas y
que exista funcionarios y gobernantes que hagan respetar una normatividad
mejorada, que será posible en la medida que aquellos que desempeñen esas
funciones sean hombres o mujeres con “consciencia” que es lo que tanto le
hace falta activar y utilizar a la humanidad. Es por ello que en el momento
llegado, en donde aparezcan seres de consciencia que tomen los destinos de la
matria peruana, la ciudadanía conozca y sepa acerca de esta “dictadura mediática” que venimos
sufriendo por parte de los medios de comunicación, para que cuando se proceda a
gestar el cambio, no seamos sorprendidos y engañados por estos maquiavélicos
grupos de poder que se desgarran las vestiduras defendiendo a una seudo
libertad de expresión, como también de empresa, con la cual siempre intentan
sofocar y sabotear cualquier intento de reforma que es sumamente necesario
realizar no solo en nuestro país, sino el mundo entero, que solo será posible
con información, consciencia y unión entre la humanidad terrestre.
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