martes, 6 de marzo de 2012

LA AMENAZA CONTINÚA: LOS PROYECTOS HIDROELÉCTRICOS EN LA AMAZONIA.

Por: Luis Ángel Delgado Flores.
Nuestra selva sigue siendo blanco de grandes apetitos empresariales pero también de los gobernantes de turno, quienes parecen insaciable. Así tenemos el caso del ex presidente Alan García a quien no se le ocurrió mejor idea que querer convertir a uno de los importantes ríos de nuestro país, el río Marañón, en una máquina de producir energía eléctrica, pero no para el consumo nacional, sino para su venta a otros países como el Brasil, quienes se encuentran hambrientos de energía que le permita a sus grandes complejos industriales seguir funcionando; claro como ya están agotando sus propias reservas,  desean devorar las  de los países vecinos.
Así pues los 1600 kilómetros que abarca el río Marañón, con toda su diversidad, ecosistemas y diversos pisos altitudinales, ya se encontrarían subastados a la inversión extranjera para la construcción de 20 hidroeléctricas. Mediante el Decreto Supremo N° 020-2011, el entonces presidente García dio a conocer la supuesta próxima “revolución energética” que podría proveer de innumerables megavatios al país y a la vecindad por los 40 años. García celebró eufórico las ganancias de más de 6 mil millones de dólares anuales que ingresarían al país con la venta de energía eléctrica al Brasil y a otros países. Sin embargo no se ha tenido en cuenta las terribles consecuencias que traerá dicha actividad.
En primer término debemos indicar que la construcción y el uso de una represa en la cuenca del Marañón produciría cantidades de gas metano que es uno de los gases tóxicos responsables del efecto invernadero y del calentamiento global, y es 21 veces más perjudicial para la atmosfera que el dióxido de carbono que emiten las plantas de energía alimentadas por combustibles fósiles. Con la construcción de estas hidroeléctricas se transformaría al río en una  escalera, en donde los primeros afectados serían los peces. Ellos se reproducen en la parte alta de los ríos y los diques les impedirían alcanzar esa zona. Además serían más vulnerables para sus depredadores, alterándose de esta manera la cadena alimenticia, en donde puede quedar, solo una especie “predominante”, afectando tremendamente la biodiversidad que presenta nuestra selva, además se verían afectados los pobladores que dedican a la pesca y los moradores de esa zona  verían afectados sus tierras por la inundación que producirían los embalses, produciendo despojo y desplazamiento de miles personas principalmente de comunidades nativas, legítimos dueños de tales territorios, en donde también se encontrarían inmersos los pobladores que se encuentran dentro de la zona de influencia del proyecto Inambari.
Lo grave y lamentable del asunto es que la realización de los mencionados proyectos energéticos, lejos de generar ganancias y progreso a la Amazonía, generará pérdidas y mayor pobreza en la población. En ese sentido el Perú perdería 90 millones de dólares anuales por la construcción de la hidroeléctrica, por la deforestación de 40 mil hectáreas, además de afectar un ecosistema de 100 mil hectáreas, río arriba y río debajo de la cuenca por la construcción de líneas de transmisión y a cambio solo se obtendría unos 20 millones de dólares que recibiría cada uno de las regiones de Cuzco, Puno, Madre de Dios, donde se habría realizado el proyecto, cifras que no compensaban ni siquiera las pérdidas causadas en la región. Más aún si esta clase de construcciones no presentan una existencia duradera sino muy corta, estimándose en el caso de las proyectadas para la cuenca del Marañón un plazo de vida de 40 años, debido a la alta tasa de sedimentación que hace que los residuos se acumulen en el agua. Ello origina que disminuya la capacidad de almacenamiento del agua del embalse o de la laguna. En la actualidad no se sabe que ocurrirá con las hidroeléctricas amazónicas luego de terminado su tiempo de vida útil, pero existe experiencias muy negativas en otros países como Brasil en donde las consecuencias han sido devastadoras.
Una posición y actuar con consciencia nos dice que ningún interés económico, menos para favorecer apetitos políticos y económicos de otros países, pueden estar por encima de la preservación y mantenimiento de la vida de muchas especies de flora y fauna que asegura la conservación de un río tan importante como el Marañón o cualquier otro río de la Amazonía, o sobre el respeto de la dignidad y los derechos de quienes habitan en dichos territorio siglos antes de que naciera el importado Estado Peruano.  Consideramos que el gobierno de turno reflexione y de marcha atrás en este delicado tema, acción necesaria y urgente para la preservación de nuestra selva que no solo nos pertenece a los peruanos sino a todo el planeta.

1 comentario:

  1. Felicitaciones por el trabajo minucioso que hacen y que nos demuestra la realidad en que vivimos y que nos hace tomar consciencia del valor de nuestro medioambiente al cual debemos cuidar no apoyando a politicos corruptos que solo buscan lucrar con los recursos de todos los peruanos.

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